Una Breve Visión de Revisiones Bibliográficas sobre la Pedofilia. Lcdo. David Heredia Delgado.
Resumen.
Este artículo tiene como
objetivo realizar una revisión de revisiones bibliográficas sobre la pedofilia
desde finales del siglo XX hasta la primera década del siglo XXI.
La pedofilia y la pederastia son dos términos muy similares que conllevan significados muy distintos. Se
reserva el término pedofilia para aquellas personas que padecen y tienen
diagnosticado un trastorno mental tipificado en el DSM-V mientras que el
término pederastia se reserva para aquellas personas que son agresores sexuales
infantiles.
No podemos establecer un
único perfil del pederasta porque son muchos los factores que intervienen. Sin
embargo, podemos establecer de forma general dos: el agresor fijado o exclusivo
según el DSM-V y el agresor regresivo cuya orientación sexual primaria es hacia
parejas de su edad y su contacto sexual con el niño y/o la niña coexisten con
los adultos.
Las consecuencias de ser víctima de una agresión sexual son devastadoras para el desarrollo evolutivo normal del niño y de la niña.
Además, se producen consecuencias psicológicas
muy traumatizantes que necesitan atención por parte de profesionales de la
salud, existiendo factores que actúan como amortiguantes para para un buen
pronóstico.
Existen evidencias científicas
de tipo neuroanatómicas y de tipo neuronal que se relacionan con el trastorno
de la pedofilia.
Se concluye que el trastorno
de la pedofilia se relaciona con diversos factores medioambientales que tienen
una base neurofisiológica en la activación de determinadas redes neuronales. En
todo caso, el pederasta es responsable penalmente de sus actos.
Abstract.
This
article aims to carry out a review of bibliographic reviews on pedophilia from
the end of the 20th century to the first decade of the 21st century.
Pedophilia and Pederasty are two very similar terms that carry very different meanings. The term pedophilia is reserved for those who suffer from and are diagnosed with a mental disorder typified in the DSM-V, while the term pedophilia is reserved for those who are child sex offenders.
We
cannot establish a single profile of the pedophile because there are many
factors that intervene. However, we can generally establish two: the fixed or
exclusive aggressor according to the DSM-V and the regressive aggressor whose
primary sexual orientation is towards couples of their age and their sexual
contact with the boy and / or girl coexists with adults.
The
consequences of being the victim of a sexual assault are devastating for the
normal developmental development of the boy and girl. In addition, there are
very traumatizing psychological consequences that need attention from health
professionals, there are factors that act as buffers for a good prognosis.
There
is scientific evidence of a neuroanatomical and neuronal type that is related
to the disorder of pedophilia.
It is
concluded that the pedophilia disorder is related to various environmental
factors that have a neurophysiological basis in the activation of certain
neural networks. In any case, the pederast is criminally responsible for his
actions.
Introducción.
El
término pedofilia proviene de dos vocablos griegos “ Paidós” que significa niño
o muchacho y filia que significa “amistad”, “amor” o “ afinidad”. Este término
fue acuñado en 1890 por Richard von Krafft-Ebing en su obra Psychopathia
Sexualis ( 1886 ).
El
objetivo de esta obra era que sirviera como análisis forense y legal de las
desviaciones o alteraciones sexuales, describiendo las distintas preferencias
sexuales y modelos patológicos.
Aunque
los términos pedofilia y pederastia parecen iguales en designar una misma
acción, tienen connotaciones muy distintas.
La
palabra pederasta, etimológicamente proviene de dos vocablos griegos de
“Paidós” y de “ Erastés” que significa deseo, erotismo.
La
principal diferencia entre los dos términos es que la pedofilia es una
atracción anímica hacia menores de edad mientras que la pederastia hace
referencia a la acción de tener relaciones sexuales con jóvenes.
Desde
la antigua Grecia y en Roma existían relaciones homosexuales y sexuales entre
adultos y menores. El concepto que tenían ambas civilizaciones de este tipo de
relaciones sexuales no eran el mismo que tenemos en la actualidad.
En
Grecia, era “normal” que el docente (pedagogo) sirviera de guía a su alumno en
alcanzar el conocimiento de la naturaleza y hasta inclusive que tuvieran
relaciones sexuales como parte de la intimidad en su guía a la madurez y a la
obtención del conocimiento y de la verdad. Podemos pensar que la homosexualidad
masculina en la Grecia clásica estaba institucionalizada para fomentar
ciudadanos guerreros que cumplían un papel pedagógico y cívico.
Recordar la enseñanza espartana, a partir de
los siete años de edad el varón era presentado en el pórtico ante una comisión
de ancianos para ver su robustez y su belleza. Luego pasaban a la Agogé,
escuela de obediencia, donde se le asignaba un varón mayor, el Erastés, que lo
tomaba como su protegido convirtiéndolo en su erómeno, en su amante
adolescente. Lo mismo pasaba en la Roma clásica, aunque era de muy mal ver que
la relación fuera forzada.
Podemos
establecer como primera ley que regulaba los comportamientos sexuales en la Lex
Scantinia en el año 149 a. C. durante la República. Esta ley regulaba el comportamiento sexual,
incluida la pederastia, el adulterio y la práctica pasiva de la homosexualidad.
Así, el código samurai
mediante el “ Shudo “ , camino del joven al hombre, comprendía un período de
los 10 a los 13 años para que los futuros guerreros fueran valerosos, rudos y
fieles a su mentor (nenja) y su pupilo (Wakashü) fuera un guerrero ejemplar
cuya amistad con el mentor o profesor durase más allá del período de
instrucción de unos tres años. Esta práctica abusiva se basaba en la falsa
creencia para que el preadolescente no se afeminara en sus primeras relaciones
con mujeres
Afortunadamente, hoy en día
este tipo de prácticas están condenadas y repudiadas en nuestra sociedad. Los
valores de una sociedad se deben preservar de estas barbaries inconcebibles. La
sociedad debe ser diversa e igualitaria, tolerante con la diversidad y al mismo
tiempo salvaguardar los derechos fundamentales de las personas
Diagnóstico de la
Pedofilia según el DSM-5.
Aunque los términos de
pedofilia y pederasta están relacionados clínicamente solamente se emplea el de
pedofilia y hebefilia (menores de más de doce años).
Hay diferencias entre el
DSM-4-TR y el nuevo manual de diagnóstico DSM-5. Podemos citar como diferencias
más relevantes respecto a la anterior edición las siguientes:
- - Se da una nueva denominación al trastorno en el DSM-V (trastorno pedohebefilico).
- - Se da una nueva denominación al trastorno en el DSM-V (trastorno pedohebefilico).
- - El criterio de “significación clínica” es optativo (no es un criterio necesario, por lo que se puede realizar el diagnóstico sin presentar malestar clínico) en la clasificación DSMV.
- - Presencia de nuevos “signos y síntomas” en la clasificación DSM-V (como haber buscado estimulación sexual de 2 o 3 niños según sus edades y uso repetido de pornografía infantil).
- - - Se amplía la edad de la
persona que lo padece en el DSM-V, poniendo en 18 años la edad mínima (16 en el
caso de la clasificación DSM-IV-TR).
- En la clasificación DSM-V
hay una distinción de diferentes tipos del trastorno, en función de la edad de
los niños por los que muestra excitación (pedófilo-hebéfilo).
- No se incluye especificación
sobre si está limitado, o no, al incesto en la clasificación DSM-V.
- Se amplía el rango de edad
de los niños por los que la persona que padece el trastorno muestra excitación,
llegando hasta los 14 años en los criterios DSM-V (siendo este rango de 12-13
años como máximo en la clasificación DSM-IV-TR).
- La clasificación DSM-IV-TR recoge si la excitación sexual en estas personas se muestra solo hacia niños o adultos y niños hacia adultos y niños.
El El
-
Las semejanzas entre ambas
ediciones son:
- Las fantasías, impulsos o
comportamientos sexuales deben estar presentes durante al menos un período de 6
meses en las dos clasificaciones.
- En ambas clasificaciones se
incluye la especificación sobre si la atracción es hacia varones, mujeres o ambos
sexos.
- La diferencia de edad, entre
la persona que muestra atracción sexual por menores y los niños por los que se
siente atraído, debe ser por lo menos de 5 años en ambos sistemas.
El diagnóstico del Trastorno Pedohebefilico queda en el DSM-5 de
la siguiente forma:
A. Durante un período de al
menos seis meses, presentar uno o ambos de los siguientes criterios,
manifestados por fantasías, impulsos o comportamientos:
1. Excitación sexual intensa
y recurrente con niños prepúberes o púberes.
2. Excitación igual o mayor
con niños que con individuos físicamente maduros.
B. Presentar uno o más de
los siguientes signos o síntomas:
1. Malestar clínicamente
significativo o deterioro en áreas importantes del funcionamiento como consecuencia
de la atracción sexual hacia los niños.
2. La persona ha buscado la
estimulación sexual, en distintas ocasiones, de:
a. Dos o más niños
diferentes, si ambos no están en la pubertad.
b. Tres o más niños
diferentes, si uno o más están en la pubertad.
3. Uso repetido y mayor
excitación, durante al menos seis meses, con pornografía que representa a niños
prepúberes o púberes que con pornografía que representa a personas físicamente
maduras.
C. La persona ha de tener
por lo menos 18 años de edad y ser al menos cinco años mayor que los niños a
los que hace referencia los criterios A y B.
Especificar si:
– Tipo pedófilo: si la
atracción sexual es hacia niños prepúberes (generalmente menores de 11 años).
– Tipo hebéfilo: si la
atracción sexual por niños púberes (generalmente de 11 a 14 años de edad).
– Tipo pedohebefilico:
atracción sexual por ambos.
Especificar si:
– Con atracción sexual por
los varones.
– Con atracción sexual por
las mujeres.
– Con atracción sexual por
ambos.
Especificar si:
– Está en remisión (sin
sufrimiento, deterioro, o comportamiento recurrente y en un entorno no controlado).
Se debe especificar la duración del estado de la remisión en meses.
– Está en un entorno
controlado.
Perfil del Pedófilo.
La persona que presenta el
trastorno pedohebefilico puede presentar una gran variedad de comportamientos y
actos sexuales ante menores de edad: exhibicionismo, voyerismo, caricias, frotar los genitales contra un niño o niña,
masturbación en presencia de éstos, sexo oral y penetración anal o vaginal.
Hay
diferentes estudios que muestran las tipologías de pedófilos y sus
características psicológicas que pueden ser muy diversas. Según su inclinación
sexual pueden ser: primarios y situacionales. Y según sus características
psicológicas pueden ser: ansiosos-resistentes,
evitadores-temerosos y evitadores-desvalorizadores
Debido a los pocos estudios
realizados en este campo y debido a la gran variabilidad de los perfiles que
pueden presentar los pedófilos: unos son violentos y otros no, no son iguales
en sus preferencias, no todos comienzan con la misma edad de inicio y no todos
emplean la misma estrategia (seductores, manipuladores y violentos).No podemos
concluir que exista un determinado perfil psicológico que defina a todos los
pedófilos.
Sin embargo, el Dr. Juan
Antonio Becerra-García en su artículo ¿ Existe un perfil característico de
psicopatología de personalidad en pedofilia?, publicado en la revista
iberoamericana de psicosomática en el año 2013, realiza un estudio de revisión
bibliográfica de los trabajos de la primera década del siglo XXI sobre la
patología de la personalidad que comparten los pedófilos diagnosticados o que
han cometido delitos sexuales.
En los estudios dimensionales de la personalidad empleando el
Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI), los pedófilos
muestran mayores puntuaciones en la Escala de Incoherencia, en la escala de
desviación psicopática, escala de paranoia y en la escala de esquizofrenia y
obsesividad.
Estas personas presentan
unas características patológicas de estrategias de afrontamiento con un predominio
del uso de la disociación, la negación, el desplazamiento, las fantasías
autísticas, la escisión o división del objeto, el comportamiento impulsivo o
“acting out”, la agresión pasiva o comportamiento pasivo-agresivo. Utilizando
en menor medida la racionalización y la intelectualización.
Utilizando el Inventario
Multifásico de Sexualidad (MSI), se encontró que los pedófilos presentan
mayores signos de obsesión y disfunción sexual que los grupos de controles.
En cuanto, a los pedófilos
delincuentes que habían sido victimizados durante su infancia presentaban
mayores niveles de hostilidad, disfunción sexual ( obsesiones sexuales,
distorsiones cognitivas sobre la sexualidad de los niños y mayor número de
agresiones sexuales a niños), malestar personal y una empatía menor hacia las
victimas que aquellos pedófilos que no habían sufrido abusos o agresiones
sexuales durante su infancia
Los estudios basados en
rasgos psicopáticos y niveles de violencia que estudian la relación entre la
psicopatía y el tipo de delito ( delitos extrafamiliares y familiares,
cometidos con niños de este y distinto sexo), hallan que los delincuentes que
emplearon violencia mostraban mayores niveles de psicopatía que aquellos que no
emplearon violencia física. Al mismo tiempo, los pedófilos no violentos en
comparación con delincuentes psicópatas no sexuales presentan menores niveles
de violencia.
En otras investigaciones, al
comparar delincuentes pedófilos con otros grupos de delincuentes violentos y no
violentos, los pedófilos muestran mayores niveles de neuroticismo mientras que
los delincuentes no sexuales violentos obtienen puntuaciones más altas en
extraversión e impulsividad.
Otros investigadores tratan
de relacionar los trastornos de personalidad utilizando "Evaluación de los trastornos de la personalidad del DSM-IV” ADP-IV
con los criterios de diagnóstico del DSM y han encontrado que los pedófilos
destacan por su trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo comparados con
otros delincuentes sexuales
Por último, cabe destacar
los trabajos que emplean el Inventario Clínico Multiaxial de Million II ( MCMMI-II)
donde los pedófilos diagnosticados presentan mayores puntuaciones en las
escalas Evitativa, Autodestructiva, Pasivo-Agresiva, Antisocial, también en las
escalas del grupo A y en las escalas de Trastornos de Pensamiento y Trastorno
Delirante.
Utilizando la prueba del
Cuestionario de Evaluación Dimensional del Deterioro de Personalidad (DAPI-Q),
los pedófilos muestran un mayor deterioro en la regulación de su
autofuncionamiento ( autoestima, asertividad, inhibición), de su funcionamiento
interpersonal y social ( dependencia, empatía, actitud y conducta social), de
sus cogniciones ( pruebas de realidad y gestión de la información emocional) y
sus acciones ( control de impulsos y tener iniciativa).
Cabe resaltar los trabajos
que postulan las alteraciones neurológicas de los pedófilos radican en las
áreas temporales y frontales
En conclusiones, podemos
resaltar atendiendo a la revisión bibliográfica estudiada por el Dr. Juan
Antonio Becerra- García
No podemos establecer que
exista un único perfil de pedófilo debido a la variabilidad que existe entre pedófilos
y los pocos estudios que se han realizado sobre la pedofilia y el elevado
número de variables que existen.
Sin embargo, podemos
establecer algunos rasgos de personalidad característicos en el grupo de
pedófilos:
- De inicio temprano o tardío.
- Violentos y no violentos.
- Intereses sexuales
desviados.
- Soledad emocional.
- Altos niveles de
distorsiones cognitivas en relación con los niños y niñas en el concepto
sexual.
- Baja autoestima.
- Dificultad para las
interacciones interpersonales maduras y apropiadas a su edad.
- Estilos de afrontamiento
inmaduros.
- Baja asertividad.
- Elevados niveles
pasivo-agresivos, de ira y hostilidad.
- Predominio de la dimensión
del neuroticismo.
- Trastorno de la personalidad
obsesivo/compulsivo.
- Historia de maltrato físico,
sexual, emocional, abandono, negligencia o sobreprotección, apego inseguro.
Estos pedófilos victimizados en la infancia presentan niveles más altos de
hostilidad y mayor presencia de obsesiones sexuales y mayor número de distorsiones
cognitivas y nivel de hostilidad.
Existen estudios, cuyos
resultados no son concluyentes y contradictorios con otros estudios en el
dominio de rasgos de personalidad de la impulsividad. Unos autores como van
Wijk et al. (2005), no aprecian este rasgo como característico de los
pedófilos, estando en consonancia con la premeditación que se produce en la
mayoría de los delitos sexuales cometidos contra la infancia. Entre el 70% al
85% de los delitos sexuales contra la infancia son premeditados, lo que parece
estar en consonancia con estos estudios. Estando en contradicción con los
estudios realizados por Cohen et al. (2002) que si hallan alteraciones en la
impulsividad y una alta prevalencia de trastornos de control de impulsos en el
eje I
Podemos establecer,
siguiendo a Groth (1978) a dos tipologías de agresores sexuales:
- Agresor fijado o exclusivo según el DSM-V:
La principal característica de estos sujetos es que su orientación sexual
primaria es hacia los niños, es persistente y compulsiva, y mantienen muy poco
contacto o nulo sexual con parejas de su edad.
- Agresor regresivo: Su orientación sexual
primaria es hacia parejas de su edad, suele ser evidente una situación de
estrés el precipitante y el contacto sexual con el niño o la niña coexisten con
el adultos.
Por consiguiente, podemos
establecer que las alteraciones halladas en las variables de personalidad y los
trastornos de personalidad muestran que se trata de un campo de estudio que
necesita ser investigado mediante un mayor número de trabajos que traten las
variables objeto de estudio y las variables que necesitan ser controladas para
poder reconocer las variables que son específicas de este grupo de personas que
presentan el diagnóstico de pedofilia [ 302.2 (F65.4)].
Consecuencias de ser víctima de Agresión Sexual.
Siguiendo el modelo
Traumatogénico de (Finkelhor, 1997), las
variables del impacto psicológico en las víctimas de abuso sexual son: sexualización
traumática, pérdida de confianza, indefensión y estigmatización.Estas
variables constituyen la principal fuente del trauma al distorsionar el
autoconcepto, la visión del mundo y las capacidades afectivas de la víctima.
Por lo que generan un estilo de afrontamiento inadecuado en el niño o la niña
con el consiguiente surgimiento de problemas de conductas
Las variables del impacto
psicológico en las víctimas se refieren.
- Siguiendo el modelo
Traumatogénico de (Finkelhor, 1997), las
variables del impacto psicológico en las víctimas de abuso sexual son: sexualización
traumática, pérdida de confianza, indefensión y estigmatización. Estas
variables constituyen la principal fuente del trauma al distorsionar el
autoconcepto, la visión del mundo y las capacidades afectivas de la víctima.
Por lo que generan un estilo de afrontamiento inadecuado en el niño o la niña
con el consiguiente surgimiento de problemas de conductas
Las variables del impacto
psicológico en las víctimas se refieren.
- - Sexualidad Traumática: Se produce una
interferencia del abuso sexual en el desarrollo normal sexual del menor, sea
niño o niña. Se realiza un aprendizaje a usar determinadas conductas sexuales
como estrategia para obtener beneficios o manipular a los demás. Adquiriendo
aprendizajes deformados de la importancia y significado de determinadas
conductas sexuales. Al mismo tiempo, se forman concepciones erróneas sobre la
sexualidad y la moral.
- - Pérdida de Confianza: Puede centrarse en el
agresor o generalizarse a las relaciones con la familia por no haber librado a
la víctima de sus experiencias e incluso se pueden trasladar a otras personas.
- - La Estigmatización: Es sentida como culpa,
vergüenza y pérdida de valores. Formándose una autoimagen con connotaciones
negativas.
- Sentimiento de indefensión: La víctima no sabe responder adecuadamente ante las situaciones. Se produce una pérdida de autocontrol y de reacción ante lo que le sucede. Esta circunstancia va creando una sensación de impotencia y de temor de lo que le puede deparar en el futuro. Provocando actitudes pasivas, de retraimiento y poco asertivas
Las consecuencias del abuso
sexual las podemos dividir en corto y largo plazo.
Consecuencias a corto
plazo del Abuso Sexual:
Las consecuencias a corto
plazo se refieren a las experiencias del malestar hasta los dos años
posteriores al abuso sexual. Los niños que no refieren tratamiento psicológico
suelen mostrar su malestar durante la vida de adultos.
Los efectos pueden ser:
- Físicos: Problemas de sueño.
Normalmente transcurren con pesadillas. Cambios de hábitos alimenticios o de
comida. Pérdida de control de esfínteres.
- Conductuales: Consumo de
drogas o de alcohol. Huidas del hogar. Conductas autolesivas o suicidas.
Hiperactividad. Bajo rendimiento académico.
- Emocionales: Miedo
generalizado. Hostilidad y agresividad. Sentimientos de culpa y vergüenza.
Depresión y ansiedad. Baja autoestima y estigmatización. Rechazo al propio
cuerpo. Desconfianza y rencor a los adultos. Trastorno de estrés postraumático.
- Sexuales: Conocimiento
sexual precoz o inapropiado para su edad. Masturbación compulsiva. Excesiva
curiosidad por el sexo. Conductas exhibicionistas. Problemas de identidad sexual
normalmente aparecen en la adolescencia.
- Sociales: Déficits en las
habilidades sociales. Retraimiento social. Se pueden producir conductas
antisociales en la adolescencia.
Consecuencias a largo
plazo del Abuso Sexual:
Las consecuencias a largo
plazo de las víctimas de abuso sexual suelen continuar hasta la etapa de
adultez si no reciben atención psicológica en el momento propicio y crítico
antes de los dos años, después de este período de tiempo se habla de secuelas o
consecuencias a largo plazo.
Actualmente, no existe un síndrome
específico y único entre las víctimas de abuso sexual en la adultez y las
víctimas por violación en la adultez. Sin embargo, presentan las mismas
patologías de estrés postraumático, ansiedad, miedos, depresión e inadaptación.
Los síntomas disociativos y
la amnesia psicógena son relativamente frecuentes mientras se de el abuso con
una menor edad en el menor.
Los principales efectos
negativos en la vida adulta de las personas que padecieron abusos sexuales en
la infancia o en la adolescencia, suelen presentar los siguientes síntomas,
pero no todos son iguales en las víctimas:
-
Físicos: Dolores crónicos generales, Hipocondría y
trastornos de somatización. Alteraciones del sueño (pesadillas),Problemas
gastrointestinales, Desórdenes alimenticios, especialmente bulimia.
-
Conductuales:
Intentos de suicidio, consumo de alcohol y/o drogas, Trastorno disociativo de
identidad ( personalidad múltiple).
-
Sexuales:
Fobias y aversiones sexuales ,falta de satisfacción sexual, alteraciones en la
motivación sexual, trastornos de la activación sexual y del orgasmo y creencia
de ser valorada por los demás únicamente por el sexo.
-
Sociales:
Problemas en las relaciones interpersonales, aislamiento y dificultades en las
relaciones familiares.
Desde el punto de vista del
trauma en sí mismo, lo que predice una peor evolución a largo plazo es la
duración prolongada de la exposición a los estímulos traumáticos, la intensidad
alta de los síntomas experimentados y la presencia de disociación
peritraumática, es decir de síntomas disociativos (amnesia psicógena,
especialmente) en las horas y días posteriores al suceso
Se constata que los síntomas
traumáticos a largo plazo pueden ser menores, a no ser que se trate de un abuso
sexual grave con penetración y si la víctima no se enfrenta a otras
circunstancias que pueden constituir un obstáculo en su recuperación del trauma
como pueden ser: abandono emocional, el maltrato físico, el divorcio de los
padres, una patología familiar grave, un clima desfavorable en la escuela, etc.
Factores Mediadores a
los efectos que producen el Abuso Sexual.
Existen estudios que
demuestran que el 70% de las víctimas de abuso y agresión sexual presentan un
cuadro de clínico a corto plazo y de este porcentaje llega a disminuir hasta un
30% si se tienen en consideración las repercusiones a largo plazo
Por tanto, estas cifras no
dejan de ser despreciables y con las repercusiones traumáticas que dejan en la
víctima.
Los factores que modulan el
impacto de la agresión sexual pueden ser el perfil individual de la víctima, en
cuanto a edad, sexo y contexto familiar; las características del acto abusivo
(frecuencia, severidad, existencia o no de violencia o amenazas, cronicidad,
etc.), la relación existente con el abusador, y, por último, las consecuencias
asociadas al descubrimiento del abuso
No existen una concordancia
en los estudios en cuanto al perfil de la víctima, pero podemos constatar que
las edades más vulnerables se establecen entre los 6 a 12 años. Algunos
estudios constatan que debido a la corta edad del menor son más vulnerables a
los abusos sexuales y mayor probabilidad de padecer síntomas disociativos
mientras que otros estudios manifiestan que debido a la ingenuidad y falta de
entendimiento del menor lo protegen y favorece a que exista un menor impacto.
Sin embargo, a mayor edad es muy probable que exista una penetración y mayor
capacidad de resistencia. Por ello, tenemos que poner el factor de la edad en
relación con otras variables como pueden ser la identidad del agresor, la
cronicidad del abuso y su intensidad.
Respecto al sexo de las víctimas, los estudios
informan que no existe una sintomatología de mayor gravedad o en el tipo de
sintomatología experimentada. Sin embargo, el sexo femenino puede ser un factor
de riesgo hay más víctimas en niñas que en niños. Aunque, estos estudios son
concluyentes en que una familia disfuncional, caracterizada por la
conflictividad y la falta de cohesión puede
aumentar la vulnerabilidad del niño a la continuidad del abuso y a las secuelas
psicológicas derivadas del mismo
Las
investigaciones realizadas están en mayor concordancia con las características del acto abusivo. Las investigaciones en
este sentido sitúan que existe una mayor gravedad de las secuelas psicológicas
y del trauma en función de la duración y frecuencia del abuso, empleo de fuerza
o amenaza o de la propia violación (penetración vaginal, anal o bucal). De esta
forma, se concluye que cuanto más perduren los abusos en el tiempo y su mayor
intensidad se va a desarrollar un mayor sentimiento de indefensión y de
vulnerabilidad, favoreciendo el desarrollo de síntomas clínicos.
En
cuanto al parentesco o a la relación víctima/agresor, lo verdaderamente
importante es la vinculación emocional existente entre ambos: agresor/víctima.
De esta forma, cuanta mayor sea el grado de intimidad mayor impacto emocional y
psicológico recibirá la víctima y no así con el grado de parentesco o
consanguinidad. De esta forma, la edad del agresor resulta novedoso tanto en
cuanto el agresor es un adolescente y no un adulto, resultando para la víctima
más gravoso en su sintomatología cuando se trate de un adulto y no de un
adolescente.
Por
último, debemos destacar las consecuencias del descubrimiento del abuso
sexual por parte de
la familia de la víctima. El hecho de dar apoyo emocional y creer la revelación
de la víctima dándole crédito a sus manifestaciones va a resultar un fuerte
amortiguador en la sintomatología e impacto que va a sufrir la víctima,
resultando beneficioso para su recuperación. Se constata que se le da mayor
credibilidad a la víctima cuando es menor de edad, es decir, que se le suele
dar mayor credibilidad cuando la víctima tiene menos años que cuando tiene más.
Sin
embargo, cuando la revelación del abuso es temprana y recibe una inadecuada
atención por parte del entorno de la víctima suelen darse un proceso evolutivo
de recuperación más doloroso para la víctima y una peor recuperación.
Podemos
establecer, un mal pronóstico para la pronta recuperación de la víctima cuando
concurren en el entorno de la víctima:
-
El
entorno de la víctima enjuicia o culpabiliza a la víctima.
-
El
agresor es el padre y la madre consentidora.
-
Ruptura
legal o de hecho de la pareja de convivientes con la víctima.
-
Desarrollarse
en un entorno de orfanato.
-
La
revictimización de la víctima en períodos largos judiciales.
-
Huida
del domicilio y retornar a entornos nuevos pueden suponer un sobrecoste
emocional añadido.
Etiología de la Pedofilia.
Los
estudios indican que una de las causa de la pedofilia pueden ser los factores
medioambientales pueden predisponer a las personas a convertirse en pedófilos,
ya que, éstos informan sobre el impulso incrementado de abusar en los niños y/o
niñas sobre todo en períodos de estrés.
La
hipótesis más obvia lo representa el alto porcentaje de pedófilos que han sido
abusados en la niñez y se cumple el ciclo de abusador/abusado o ciclo víctima
abusado
Una
revisión bibliográfica del Dr. Juan Antonio Becerra García en Medline con la
combinación de las palabras claves: “pedophilia”, “IQ” y “handedness”, identificó
diez artículos.
En
los distintos trabajos encontrados se constata en las distintas muestras que
existe una relación del cociente intelectual menor en los agresores con un
mayor número de víctimas niños y con mayores respuestas peneanas a estímulos
sexuales que representaban menores
Esta
relación de la dominancia de la mano izquierda en los pedófilos y en su
cociente intelectual más bajo en relación con otros delincuentes de
preferencias por adultos o en individuos sanos se ve corroborado por la
preferencia de la mano izquierda dos veces más que en sujetos no pedófilos.
Sin
embargo, en otro estudio se muestra que la relación entre la pedofilia, el CI
bajo, menor educación y aumento de la preferencia manual de la mano izquierda
en los diferentes grupos eran iguales cuando los participantes del estudio
estaban en un mismo grupo heterogéneo con distintas fuentes de procedencia.
Este hecho demuestra una relación entre la pedofilia y el funcionamiento
cognitivo general genuino y no el hecho de la mano dominante como artefacto
En
cuanto a los estudios que intentan relacionar la estatura con la pedofilia se
ha encontrado que los agresores pedófilos y hebefílicos eran más bajos de
estatura que los grupos de control, hombres que no tenían delitos sexuales y el
grupo de no infractores teleiófilos ( niños y adolescentes que se sienten
atraídos por un adulto).
Sin
embargo, los delincuentes teleiófilos tenían una estatura intermedia entre los
no delincuentes y los delincuentes sexuales pedófilos y hebefílicos y no eran
significativamente diferentes de ninguno de los otros grupos.
Este
hecho puede justificar que independientemente de las secuelas psicológicas que
pudieran tener los pedófilos y los hebefílicos están sujetos a secuelas y
condiciones que puedan afectar a su desarrollo fisiológico
Estos
tres factores ( cociente intelectual, dominancia de la mano izquierda y la
estatura) podemos considerarlos marcadores neuronales.
Estudios
neurológicos previos han dividido las teorías neuroanatómicas de la pedofilia
en tres:
-
Teorías
frontales-disejecutivas asocian la pedofilia con una disfunción en la corteza
prefrontal y con la desinhibición de la conducta.
-
Teorías
temporolímbicas, que implican una deshibición conductual y a estructuras
profundas de los lóbulos temporales implicados en la conducta sexual.
-
Y,
por último, la teoría de disfunción dual, es decir, los lóbulos temporales son
los responsables de la disfuncionalidad de la conducta sexual mientras que la
región frontal con la disfunción ejecutiva que controla los impulsos
conductuales.
Cabe
resaltar los estudios que utilizan las técnicas de neuroimagen a través de
Resonancia Magnética Estructural (RME) y Resonancia Magnética Funcional en
grupos de sujetos pedófilos y en grupos de control de personas no delincuentes
tanto homosexuales como heterosexuales.
La
RME nos permite diferenciar diferencias neuroanatómicas y la RMF nos permite
conocer diferencias en la activación en la distintas zonas cerebrales.
De
esta forma, nos encontramos trabajos que nos permiten conocer las principales
diferencias neuroanatómicas:
-
Menor volumen de sustancia gris en circuitos
frontoestriatales y estriado ventricular. Schiffer,
et al (2007).
-
Menor
volumen de sustancia gris en amígdala derecha y bilateralmente en hipotálamo,
regiones septales, sustancia innominada y base del núcleo de estría terminal.
Schiltz, et al (2007).
-
Menor
volumen de sustancia blanca bilateral en lóbulos parietales y temporales (
principalmente en fascículos frontooccipital superior y arcuato derecho). En
una muestra de 65 pedófilos y 65 delincuentes no sexuales. Cantor, et al (2008).
En
cuanto a los trabajos que emplearon la RMF, destacamos las principales
diferencias de activación con los grupos de controles:
-
Menor
activación de la corteza prefrontal (CPF) dorsolateral, hipotálamo, sustancia
gris periacueductal dorsomedial (ante estimulación visual erótica), y de
amígdala, hipocampo y corteza prefrontal CPF dorsomedial (ante estimulación
visual emocional no erótica). Walter, et al
(2007). Utilizó un grupo de 13 pedófilos y 14 controles sanos ( ambos
grupos heterosexuales)
-
Menor
activación de corteza orbitofrontal y CPF dorsolateral durante la estimulación
sexual visual. Schiffer, et al (2008) en
este estudio cogió una muestra de 8 pedófilos y 12 controles sanos
heterosexuales en ambos grupos
-
Sin
embargo, Schiffer et al (2008) ,
encontró mayor activación de tálamo, globo pálido y estriado. Para ello,
utilizó una muestra de 11 pedófilos atraídos por niños exclusivamente de unos
doce años y 12 controles sanos (homosexuales en ambos grupos)
Conclusiones.
Estamos
viviendo en una sociedad donde se realiza un mayor uso de las técnicas
informativas computarizadas, sin importar el rango de edad de los usuarios y
quién está detrás del monitor o pantalla.
Nos
encontramos en una sociedad que a toque de “click” disponemos de cualquier
información que se puede compartir al otro lado del monitor sin saber quién se
encuentra al otro lado de la pantalla. Esta circunstancia, es aprovechada por
muchos pederastas para su satisfacción sexual.
La
pedofilia y los agresores sexuales han existido desde tiempos inmemorables en
todas las sociedades. Sin embargo, es en la actualidad cuando se está tomando
una mayor concienciación por parte de las autoridades y de los científicos.
En
este artículo se pretende realizar una breve revisión de trabajos de
investigación desde la última década del siglo XX hasta la primera década del
siglo XXI que aporten datos sobre los factores que concurren en los orígenes,
las causas y las consecuencias de la pedofilia.
No
podemos establecer un único perfil del pedófilo, pero si podemos realizar su
diagnóstico. Los trabajos realizados a finales del siglo XX nos han aportado
diferentes factores que resultan de una gran utilidad para conocer el fenómeno
de la pedofilia y darnos pistas sobre las causas, las variables que intervienen
en el mantenimiento y de las consecuencias psicológicas en las víctimas para
poder establecer distintas teorías y modelos explicativos sobre el origen del
abuso infantil.
Cabe
destacar el Modelo explicativo del origen del abuso sexual de Finkelhor (1984). Basado en cuatro precondiciones que
debe reunir el agresor sexual adulto para acceder sexualmente a un menor niño
y/o niña.
En
primer lugar, el adulto debe tener sentimientos sexuales por el menor o la menor o
bien hacia los niños y/o niñas en general. Entre los factores que pueden
desencadenar en el origen de estos sentimientos pueden ser:
-
Deseo
bilógico del adulto por relacionarse sexualmente con menores.
-
Abuso
sexual en la infancia o experiencias de abuso sexual en la etapa adulta.
-
Experiencias
sexuales en la infancia con otros niños.
-
Efectos
a la exposición de pornografía.
La
segunda precondición, es que el agresor supera sus propias inhibiciones
internas que van en
contra del deseo de acceso sexual hacia el menor. Los factores que entran en
esta precondición son.
-
No
interioriza aquellos valores que sancionan la relación sexual de un adulto con
un menor o una menor.
-
Escaso
control de impulsos o carencia de habilidades en la demora de la gratificación.
-
Psicopatología.
-
Frustraciones
en las relaciones sexuales.
-
Confusión
de roles.
-
Autopercepción
de indefensión.
La
tercera precondición que establece Finkelhor (1984) es que el agresor debe superar los obstáculos externos que le frenan su
tendencia sexual hacia el menor o la menor. El agresor puede haberse encontrado
en algunas de las siguientes situaciones:
-
Madre
enferma, ausente o indefensa.
-
Hacinamiento
familiar.
-
Oportunidad
de estar juntos a solas ( intimidad).
-
Aislamiento
familiar.
Y,
por último, la cuarta precondición es que el agresor debe superar la resistencia de la
víctima o los
intentos de evitación del niño o la niña en caso de que ocurriera. Algunos factores que
favorecen el abuso sexual es que la víctima padezca:
-
Deprivación
emocional.
-
Aislamiento.
-
Conocimiento
o relación entre la víctima y el agresor.
-
Desconocimiento
de la víctima de lo que está sucediendo.
-
Coerción,
amenazas del agresor a la víctima.
Se
hace constar que la presencia de la primera precondición, de las dos o de las
tres primeras no son suficientes para explicar el abuso sexual. Se deben de dar
las cuatro precondiciones. Cuando se dan las tres primeras precondiciones el
menor o la menor puede evitar el abuso siendo asertivo o escapándose de la
presión del abusador.
Las
variables más estudiadas en la violencia sexual en las investigaciones
realizadas en la última década del siglo XX, tanto en las cometidas con adultos
hombres y mujeres agresores y agresoras, como las investigaciones relacionadas
con niños y niñas y jóvenes que cometen abusos sexuales han sido:
-
Transmisión
intergeneracional del abuso.
-
La
personalidad del agresor.
-
Los
agresores y agresoras y sus relaciones con el consumo de alcohol y de drogas.
-
El
estatus socioeconómico familiar.
-
Aislamiento
social.
-
El
aprendizaje.
Se
debe tener en cuenta que el hecho de cumplir una variable o de todas las
variables juntas no implicaría necesariamente la presencia de la conducta del
abuso sexual.
Los
trabajos realizados a principios del siglo XX nos han servido para conocer las
variables intervinientes en el acto del abuso sexual, establecer modelos
explicativos del abuso y conocer variables de personalidad de los y las
agresoras sexuales en menores.
Sin
embargo, los trabajos realizados en la primera década del siglo XXI destacan
por los estudios neuroanatómicos y las áreas cerebrales que están implicadas en
las conductas de los abusadores y abusadoras sexuales de menores.
Estos
últimos trabajos de investigación que se apoyan en el uso de las tecnologías de
imagen, Resonancia Magnética Estructural (RME) y en la Resonancia Magnética
Funcional (RMF) han verificado y comprobado que el cerebro de los pedófilos
tiene unas redes neuronales disfuncionales con respecto a las distintas
muestras de controles ante la exposición de estímulos activadores sexuales.
Estas
ultimas investigaciones dan paso a conocer mejor el funcionamiento de los
sujetos que padecen pedofilia y su posible tratamiento farmacológico y
reinserción social. No obstante, se debe hacer constar que los pedófilos por el
hecho de este hallazgo no quiere decir que sean impunes ante la ley, ya que,
este hallazgo no los exime de su responsabilidad penal.
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En este artículo se expone la diferencia entre pedofilia y pederastia. Se realiza una visión bibliográfica sobre la pedofilia desde finales del siglo xx hasta la primera década del siglo XXl. Las consecuencias que se producen en las víctimas agredidas y los últimos avances en neurociencia. Es un artículo de lectura fácil y dedicado al público en general como a los profesionales de la salud.
ResponderEliminarmuy buen trabajo ! se nota que le dedicas tiempo y te gusta :) un saludo !
ResponderEliminarLa pedofilia es un trastorno mental. Pero, tenemos que tener claro primeramente, la diferencia entre un pedófilo y un pederasta. La diferencia entre los dos es muy básica, el primero puede ser pedófilo ( se excita sexualmente con prepúberes o púberes, pero no agresor. Mientras que el segundo es agresor sexual de niños y/o de niñas ( homosexual, heterosexual o bien bisexual, dependiendo del sexo si es agresor o agresora y del sexo de las víctimas).
ResponderEliminarEn este caso, se podría tratar sin farmacología y si es de voluntad propia mejor. En el caso que haya sido agresor o agresora se podría realizar un tratamiento combinado y estaríamos obligados a denunciar el hecho ante las autoridades judiciales aunque yo recomiendo que sea el propio agresor o agresora que lo hiciera por su propia voluntad y deberíamos realizar el acompañamiento ante las autoridades.
Tanto en el caso del pedófilo agresor y del no agresor podemos establecer la intervención de un tratamiento. Si es de forma voluntaria mejor.
ResponderEliminarLa reinserción social de los pederastas como de los agresores sexuales es posible aunque existe un gran porcentaje de reincidencia en el caso que no se sometan a ningún tratamiento. El tratamiento farmacológico exclusivo es poco eficaz si no va acompañado de terapia psicológica.
Dentro de las terapias psicológicas existen varias técnicas de tipo cognitivo-conductual que son eficaces.
ResponderEliminarMuy buena publicación estimado! Una enriquecedora información, detallada y completa, muy útil para la labor de quienes nos dedicamos a esta compleja área.
Buenísimo
ResponderEliminarUn tema dificil sobre el que hay que colocar una luz que lo visibilice. Interesante
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